MENSAJE DEL SR. NUNCIO APOSTÓLICO S.E. MONS. MARK MILES AL CLERO DE LA DIÓCESIS DE ALAJUELA.

0

CENTRO PASTORAL 12 DE MARZO DE 2025

Queridos hermanos en el sacerdocio,

Es con alegría y gratitud que me dirijo a ustedes, que hacen parte del clero de esta Diócesis de Alajuela. Mi especial saludo a Mons. Bartolomé, obispo de esta diócesis y agradezco su gentil invitación.  En este mensaje, deseo alentarlos en su camino considerando algunos aspectos que ha mi juicio, considero esenciales en nuestra misión de seguir los pasos de Jesucristo.

1)La oración es el alma de nuestra vida sacerdotal. Es a través de la oración que nos conectamos con Dios, que encontramos la fuerza para nuestras labores diarias y que discernimos su voluntad para nosotros y para nuestra comunidad. El Papa Francisco nos recuerda: “La oración es el primer trabajo del obispo y del sacerdote” (Homilía en la Casa Santa Marta, 9 de enero de 2014).

Queridos Hermanos en el sacerdocio, una vida de oración fervorosa es indispensable para nuestro ministerio. Debemos cultivar un espíritu de oración. La oración no debe ser solo un acto formal, sino un diálogo continuo con nuestro Señor, en el cual le presentamos nuestras alegrías, nuestras penas, nuestras necesidades y nuestros agradecimientos.

El Papa Francisco nos exhorta a ser hombres de oración: “El sacerdote que no reza, lentamente apaga el fuego del Espíritu en su corazón” (Encuentro con los sacerdotes y seminaristas de la Diócesis de Cassano allo Ionio, 21 de junio de 2014).

 La oración como amistad con Dios nos permitirá también mejor discernir la voluntad de Dios y saber cómo superar las dificultades.

El Papa Francisco nos dice: “La oración, la humildad y la caridad son las tres virtudes que nos permiten vencer las tentaciones del maligno” (Homilía en la Casa Santa Marta, 10 de abril de 2020). En la oración encontramos la fuerza para resistir las tentaciones y para permanecer firmes en nuestra vocación.

2)La obediencia es un pilar fundamental en la vida de un sacerdote. Es el acto de escuchar la voz de Dios a través de la autoridad de la Iglesia y sus superiores, un acto que requiere humildad y firmeza de espíritu.

Creo que es muy importante comprender que la obediencia es una expresión de amor. A través de la obediencia, estamos llamados a cuidar a nuestro rebaño, a escuchar sus necesidades y a responder con amor y compasión.

Jesús mismo nos dio el mayor ejemplo de obediencia. En el Huerto de Getsemaní, Él oró: “Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). En este acto supremo de obediencia, Jesús nos mostró que el verdadero amor radica en entregarnos completamente a la voluntad de Dios.

 No debemos temer las dificultades ni los desafíos, pues en ellos encontramos la oportunidad de crecer en la fe y en el amor. Como nos dice el Papa Francisco, “No tengan miedo de las sorpresas de Dios. Él siempre nos sorprende” (Homilía de la Vigilia Pascual, 30 de marzo de 2013).

3) El tercer punto que quisiera desarrollares la idea de la armonía que debe existir entre el celibato y la fraternidad.

El Papa Francisco enseña que el celibato sacerdotal es un “don de la Iglesia” y advierte a los presbíteros la importancia de la oración y de la fraternidad sacerdotal con “lazos de auténtica amistad” para que no se convierta en “un peso insoportable” (discurso inaugural del Simposio Internacional “Para una teología del sacerdocio” 17/02/2022).

Les quiero compartir dos experiencias de mi tiempo como Vicario en la Diócesis de Gibraltar (adoración Eucarística del clero y momentos de fraternidad en la Catedral).

La oración, la obediencia y el compromiso del celibato son caminos que nos llevan a la santidad. A través de la obediencia, nos entregamos completamente a la voluntad de Dios, y a través de la oración, mantenemos viva nuestra relación con Él.

Que el Señor les bendiga abundantemente y que la Virgen María, Madre de la Iglesia, los acompañe siempre en su camino sacerdotal.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here