Nació en San José el 13 de Julio de 1868. Ordenado sacerdote el 10 de diciembre de 1891. Doctor en Teología y Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Luego de ejercerse como párroco en Tibás y Belén, fue consagrado obispo el 25 de Julio de 1915 y trasladado a Tegucigalpa, Honduras, como obispo Coadjutor. Ahí tuvo problemas con el gobierno, lo que le valió el destierro, volviendo a Costa Rica, en donde la Santa Sede le asignó la recién creada Diócesis de Alajuela.

Tomó posesión de la nueva Diócesis el 14 de agosto de 1921. Le correspondió organizar toda la estructura de la vida diocesana naciente, guiando la originalmente vastísima Diócesis, abarcando lo que hoy son cinco Diócesis, las Provincias de Alajuela, Puntarenas y Guanacaste.

Su episcopado se caracterizó por la rectitud y el celo pastoral, expresado especialmente en su carácter misionero.

Cabe destacar, entre sus visitas pastorales, la que realizara a Upala, Los Chiles, el Río San Juan y a los indios Guatusos, entre abril y mayo de 1923, en compañía del Sr. Gobernador de la “Provincia de Alajuela, Don Luís Sibaja, y otros acompañantes oficiales.

En el año 1927, se establecen en la Diócesis, por deseos de Mons. Monestel, los Padres Redentoristas, que se hicieron cargo de lo que sería el Santuario Nacional Santo Cristo de Esquipulas (La Agonía). A principios del año 1932 se establece también la primera comunidad religiosa femenina, las Hijas de María Auxiliadora.

El 2 de agosto de 1932, Mons. declaró el patronazgo de la Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Pilar, sobre la ciudad y la diócesis, sustituyendo así, el patronazgo de San Juan Nepomuceno que venía desde el año 1790.

Falleció repentinamente en Alajuela, cuando se preparaba para bendecir un almacén el viernes 8 de octubre de 1937.