En la celebración del Te Deum y las Primeras Vísperas de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, el Papa Francisco invitó a los fieles a reflexionar sobre la esperanza y la fraternidad como caminos esenciales para construir un mundo mejor. El Santo Padre destacó la importancia de leer los signos de los tiempos a la luz del misterio de Jesús, un mensaje que marcó el cierre de un año lleno de desafíos para la ciudad de Roma y la Iglesia universal.
Durante su homilía, el Papa subrayó el papel central de la Virgen María, quien, como Madre de Dios, “guarda en su corazón el misterio de Jesús” y enseña a los creyentes a interpretar la realidad desde esta perspectiva. En este contexto, afirmó que Roma, como ciudad de vocación universal, está llamada a acoger a todos, para que cada persona pueda reconocerse como hijo de Dios y hermano de los demás.
“Peregrinos de esperanza y fraternidad”
El Pontífice vinculó este mensaje con el lema del próximo Jubileo, “Peregrinos de esperanza”, destacando que uno de los grandes caminos de la esperanza es la fraternidad. Retomando su encíclica Fratelli tutti, afirmó con fuerza que “la esperanza del mundo está en la fraternidad”, invitando a los fieles a imaginar Roma como un gran taller donde se construye la preparación para recibir a hombres y mujeres de todas las culturas, credos y realidades.
Francisco animó a reconocer el esfuerzo de quienes trabajan incansablemente por el bien común, pero también recordó que el “taller más importante” es el interior de cada persona. “Cada día debemos permitir a Dios cambiar lo que en nosotros no es digno de un hijo suyo y comprometernos a vivir como verdaderos hermanos y hermanas”, señaló.
Jesús, el fundamento de la esperanza
El Papa dejó claro que la esperanza de un mundo fraterno no se encuentra en ideologías, sistemas económicos o avances tecnológicos, sino en Jesús, “el Hijo encarnado, enviado por el Padre para que todos podamos ser hijos suyos y hermanos entre nosotros”. Este mensaje, profundamente arraigado en la fe cristiana, invita a cada creyente a mirar el futuro con confianza y determinación.
Un año para caminar juntos
Finalmente, Francisco pidió a la Santa Madre de Dios que guíe a todos los fieles en este camino de esperanza y fraternidad, especialmente en el próximo año. “Que el Señor nos bendiga, nos perdone y nos dé la fuerza para avanzar juntos en este peregrinaje”, concluyó.
El mensaje del Papa resuena como una llamada universal a la unidad y al compromiso personal, marcando el inicio del año nuevo con un horizonte de fe y esperanza.